Por las páginas de la literatura mexicana han desfilado un gran número de temas y personajes que se han quedado en la memoria de los lectores. Como un crisol, es interesante ver cómo tan variadas visiones han dado una identidad a la literatura mexicana que bien puede deambular entre diversos géneros. Hace poco hablé sobre mis 5 cuentos de escritoras mexicanas favoritos, entre los que se encuentran autoras como Elena Garro o Guadalupe Dueñas cuyos temas van desde escenas inverosímiles de lo fantástico hasta los crudos y desalentadores escenarios del realismo. Por ello, en esta ocasión quiero compartir mis 5 cuentos de escritores mexicanos favoritos.

Al igual que en el conteo pasado, debo aclarar que esta selección es meramente regida por mi gusto, por lo que cualquier valoración es subjetiva. No obstante, trataré de dar un breve panorama de cada texto para que los lectores tengan una visión más completa de estos cuentos.   

5. “La noche del perro” – Francisco Tario

Probablemente el nombre de Francisco Tario signifique poco menos que un fantasma para algunos lectores o, en otros casos, un verdadero tesoro de naufragio. Fiel cultivador del relato espectral y macabro, dramaturgo, intérprete de piano y guardameta amateur del club Asturias, Francisco Tario se mantuvo lejos de los grandes círculos literarios, por lo que su nombre no goza de la popularidad de otros cuentistas de esta lista.

No obstante, lo cierto es que por las páginas de este escritor chilango, los seres menos insospechados portan la voz de lo paranormal y lo mundano para mostrarnos que lo maravilloso también puede estrujarnos el corazón. Tal es el caso de “La noche del perro” que pertenece a su primer libro de cuentos La noche (1943). En él el autor nos muestra el testimonio de un indefenso animal: un perrito desamparado que relata su historia y última noche de vida cuando trata de conseguir ayuda para su moribundo amo.

En los relatos de La noche el recurso de la prosopopeya se repite para dar voz a objetos y animales, lo que dota al imaginario de Tario de otro nivel de intimidad para develar temores por demás primarios, como, en este caso, la fragilidad y el miedo que experimenta el pobre perro al verse totalmente solo en medio de la noche. Por si fuera poco, el autor refuerza esta idea de vulnerabilidad al colocar a nuestro peludo protagonista en medio de un paisaje del estilo europeo colonial en el que la noche se complementa con el bosque y las comunidades que apenas se componen de unas cuantas construcciones. Sin duda, este cuento dejará a más de uno con una sensación de amargura, pero con ganas de conocer más de la obra del espectro de la literatura mexicana Francisco Tario. 

4. “Chac Mool” – Carlos Fuentes

Desde los inicios de su carrera literaria, Carlos Fuentes encontró en el cuento un medio para sentar las bases de su estilo y temáticas predilectas, como la búsqueda de la identidad mexicana. Diplomático y ensayista, Fuentes dedicó la mayor parte de su vida profesional a los grandes círculos de la cultura en México, lo que lo llevó a ser parte fundamental del conocido “boom latinoamericano” y acreedor de diversos premios de literatura hispana como el Rómulo Gallegos y el Premio Cervantes.

En su primer libro de cuentos Los días enmascarados (1954), Fuentes ofrece una visión fantástica de la cultura mexicana, siendo “Chac Mool” el primer relato y el mejor ejemplo de esto. La historia presenta la desgracia de Filiberto, un empleado burocrático que un día aparece ahogado en Acapulco, es entonces cuando uno de sus compañeros encuentra su diario y descubre la historia de la estatuilla de Chac Mool que llevó a la ruina a su colega. Conforme el narrador conoce más detalles de la historia, comienza a dudar de la cordura de Filiberto, al punto de relacionar su repentina desaparición del trabajo con un arrebato de locura.

Sin embargo, el relato de Filiberto poco a poco cobra tintes de algo más macabro, algo marcado por lo inverosímil: la estatuilla de Chac Mool cobra vida para hacerlo su esclavo, por lo que Filiberto debe idear un plan de escape del terrible ser reanimado. El diario, que sirve como voz narrativa en segundo plano, juega un papel fundamental para la experiencia del lector.

Por medio de él que podemos contraponer la verosimilitud de ambos relatos, lo que establece la duda sobre la cordura de Filiberto, duda que hacia el final de la historia vemos develada de una manera funesta. Este temprano cuento de Carlos Fuentes nos demuestra lo que más tarde plasmó en toda su obra: la habilidad admirable de un narrador que sabe cómo sorprendernos en cada oración. lo que, sin duda, lo hace un imprescindible al momento de hablar de cuentos de escritores mexicanos.  

3. “Dios en la tierra” – José Revueltas

Considero que José Revueltas es un nombre obligado en cualquier recomendación de cuentos de escritores mexicanos. Como escritor y activista político, Revueltas nunca dejó de lado su postura ideológica ni siquiera en sus producciones literarias, sin embargo, la influencia de las nuevas ideas de la novela de finales del siglo XIX y pincipios del XX marcaron su visión literaria. Con algunos elementos de Dostoievski y Faulkner, Revueltas utilizó aspectos técnicos por completo inexplorados de la literatura costumbrista: flujos de consciencia, voces narrativas entrelazadas y la importancia de la construcción de espacios.

Con esto en mente, Revueltas brindó una visión por completo diferente de la Revolución Mexicana. Si bien esta temática tuvo su auge y estilo marcado en plumas como la de Mariano Azuela, con Dios en la tierra (1944) y su cuento homónimo Revueltas construye una realidad llena de ironía, crueldad y sufrimiento, cuyas únicas víctimas son los personajes que se encuentran en el fuego cruzado.

En el cuento “Dios en la tierra” el autor presenta una escena de la Guerra Cristera, sin embargo, la idea de Dios es la que gobierna y da forma al relato. Desde el inicio se establece la importancia del amurallamiento de la creación con los primeros pilares y las primeras leyes divinas. Los personajes están a la merced del capricho divino, cuya existencia es sólo por medio de la mano del hombre, por ello en el relato la ausencia de oraciones subordinadas o diálogos entre los personajes es de suma importancia, pues lo único que gobierna esa tierra ficticia es Dios y su clan dispuesto a borrar toda esperanza en la jaula de los desdichados. De esta manera, José Revueltas no sólo juega con la idea del encierro, sino que lo hace parte de la estructura del relato, algo que más adelante veríamos de nuevo en su novela El apando (1969).

2. “El guardagujas” – Juan José Arreola

Juan José Arreola es uno de los autores más leídos y comentados en el país, por ello, su puesto en este listado de cuentos de escritores mexicanos era más que obligado. De manera autodidáctica, el escritor originario de Ciudad Guzmán comenzó a leer grandes obras literarias, como las de Baudelaire y Whitman, de ahí su amplio gusto por la literatura y la cultura en general. Lo cierto es que fue en el cuento donde Arreola encontró el mejor escenario para relucir sus dotes como escritor.

“El guardagujas” es un relato que originalmente fue publicado en Confabulario (1952) y que explora una historia que raya en lo fantástico y lo absurdo. Al inicio la voz narrativa nos ubica en una estación de trenes que parece ser convencional sólo para revelarnos al protagonista del relato: una persona denominada fríamente como “el forastero”. Este individuo comienza a desesperarse por el atraso de los trenes, además que no sabe exactamente dónde podría tomar el siguiente tren a T., hasta que el guardagujas de la estación va en su auxilio sólo para convencerlo de que en realidad cualquier tren podría llevarlo a cualquiera destino y él podría hacerlo suyo si así lo decide.

Probablemente el lector que se encuentra por primera vez con este cuento de Arreola pueda sentirse consternado ante la falta de sentido de la historia. Sin embargo, el estilo narrativo del autor opta por lo lúdico de la escritura misma, lo que hace que los elementos con los que estructura su relato cobren más sentido al percatarnos que todo es una alegoría de la vida misma: el forastero que podría ser cualquiera decide ir a un destino desconocido sólo para darse cuenta que en realidad nada ni nadie controla los trenes y que podría acabar en uno u otro sitio. Es así como Arreola no busca el camino claro en su obra, sino aquel en el que la lengua y la escritura se complementen para hacer de la literatura una experiencia especial para cada lector. 

Antes de terminar, me gustaría recomendar estas menciones honoríficas:

• La historia según Pao Cheng – Salvador Elizondo
• Sergio Pitol – Victorio Ferri cuenta un cuento
• Alfonso Reyes – La cena

1. «Luvina» – Juan Rulfo

Puede que no haya mucha sorpresa, pero si se trata de hablar de uno de los cuentos de escritores mexicanos que cambió la perspectiva de la literatura nacional ese, sin duda, es “Luvina” de Juan Rulfo. Al escritor originario de Jalisco le bastaron sólo tres obras publicadas (El llano en llamas, Pedro Páramo, El gallo de oro) para grabar su nombre en la historia de las letras mexicanas. Y es que, en palabras del propio Juan José Arreola, con su obra “Rulfo consagró la voz de la tierra”. Con esto en mente, podemos decir que “Luvina” presenta la historia de la localidad de San Juan Luvina, un pueblo condenado a la miseria y al olvido, donde incluso el aire parece detenerse y que para sus habitantes sólo la muerte es una esperanza entre tanta desolación.

Más allá de presentar los recursos habituales de la obra de Rulfo: mútiples voces narrativas, paralelismos vida-muerte y lenguaje popular, lo interesante de “Luvina” es la presentación prototípica de lo que más tarde sería conocida como la desértica tierra de Comala. El autor construye a San Juan Luvina como un personaje, lo dota de características específicas para denotar el sentir de la localidad y poco a poco el espacio se adueña del relato para dejar en claro que ningún atisbo de esperanza está permitido. De esta manera, Juan Rulfo demuestra que incluso los espacios tienen mucho que decir en cualquier relato.

Después de revisar esta selección de cuentos de escritores mexicanos estoy seguro que muchos nombres faltantes saldrán a relucir en los comentarios, no obstante, espero que este texto sirva como preludio para todas aquellas personas interesadas en indagar más en la literatura mexicana y en la vasta galería de voces que la conforman.  

Dorian Huitrón Álvarez

Lector y peatón. «Yo soy aquel». Dicen que soy el chico al que los golondrinos le laceran las axilas.

A veces escribo sobre lo que me gusta, otras entreno Pokémon.