¿Te ha pasado que al ir a una fiesta te quedas dormido y al despertar tus amigos se han convertido en zombies? Creo que más de uno dirá que sí, sin embargo, en esta ocasión no se trata de la sed ni del hambre causadas por la resaca, sino de una especie de virus que provoca ansiedad por devorar carne humana.
En la película La noche devoró al mundo (2018), después de pasar una noche de fiesta, Sam despierta en un edificio parisino, viendo a su alrededor únicamente sangre. Al darse cuenta de la situación se atrinchera, almacena la comida y mantiene todo en orden, hasta que su resguardo culmina cuando los zombies logran penetrar su guarida.
En tema de zombies, la película no propone nada nuevo, a pesar de eso, permite trazar varias lecturas, desde crítica social hasta una crítica del ser mismo. Por una parte, plantea un problema de comunicación con los demás, ya que Sam desde el inicio proyecta una apatía que lo lleva a aislarse casi hasta el final de la película, a pesar de que logra relacionarse con el exterior a través de la música. Por otra, evidencia la falta de conexión consigo mismo, puesto que Sam es un ser egocéntrico, cualidad que cambia gradualmente hasta que logra ver una perspectiva más allá de la suya.
La noche devoró al mundo, es una película para reflexionar acerca del encierro en uno mismo por miedo a lo exterior, es decir, a lo desconocido. Y tú, ¿seguirás huyendo de los zombies?
La noche devoró al mundo
Director: Dominique Rocher
Guión: Jérémie Guez, Guillaume Lemans, Dominique Rocher
Productora: Haut et Court
País: Francia
Año: 2018
Duración: 93 minutos