En todos los espacios que frecuentamos estamos acostumbrados a escuchar sobre los críticos de distintas profesiones. Existe ese afán por ver a los artistas (en todas sus variantes), como intocables no obstante, y pese a que puede parecer un juicio de mi parte, me atrevería a decir que es lo contrario. Hay personas que dedicaron su vida no sólo a ser expertas en distintas materias sino también a ser esos ojos para la sociedad con una perspectiva distinta de todo lo que conocemos.
Raquel Tibol nació en Argentina en 1923 para después nacionalizarse mexicana en 1961. Es sin duda un referente del panorama cultural mexicano. Y es necesario mencionar que su trayectoria siempre fue una constante difusión del arte aquí e incluso antes de salir de Argentina. El medio predilecto para ella fue la radio y ese formato le permitió darse a conocer en distintas regiones antes del trabajo excepcional que desarrolló en nuestro país.
Raquel Tibol llegó a México a través del arte. En Chile conoció a Diego Rivera y eso la incitó a viajar a nuestro país para conocer más sobre el desarrollo del arte en esta parte del continente. Una vez instalada inició su labor como crítica y cronista del quehacer plástico mexicano.
Desarrolló entonces una faceta de periodista que le permitió acercarse a figuras como Luis Buñuel, a quien entrevistó en 1953 para el suplemento “México en la Cultura” del periódico Novedades.
Hay que destacar que al igual que Tibol, varios periodistas y críticos de la época hacían uso de este espacio para demostrar sus dotes. Los suplementos culturales de los periódicos fueron ese espacio donde escritoras como ella lograron obtener un lugar para ser reconocidas conforme pasaba el tiempo.
Se convirtió en una referencia del arte, no como artista como se podría interpretar, sino como conocedora e intelectual del mismo. En nuestro país sus mayores frutos los dio a través de la radio, en donde fue posible escucharla y percatarse de su interés y profesionalismo al hablar sobre arte.
La manera meticulosa de estudiar, prepararse y hacer las cápsulas no eran más que el reflejo de su capacidad y del interés por transmitir su conocimiento y opiniones. Tibol repitió en más de una ocasión “que no era devota de nadie”, lo cual hacía que su discurso se mantuviera lo más objetivo posible porque el fin de su trabajo era hablar sobre el panorama cultural para la sociedad, más que para los artistas como podría pensarse.
Fue, quizá, su medio por excelencia para trabajar, lo que sostiene lo anterior. Apropiarse los periódicos y hacer de la radio pública el lugar idóneo para hablar con las personas sobre el arte en México (muy a su manera) es lo que se recuerda.
En las ocasiones en que he tenido la oportunidad de trabajar en radio, descubrí que aunque es recatado, los lazos que se generan con los radioescuchas existen. El público que es fiel y que cada semana o cada tantos días decide sintonizar los programas son aquellos que han formado un lazo con los presentadores. Para Tibol lo anterior fue un estandarte, el hablar de arte en México desde su perspectiva.
Opinión y posición frente a la escena artística en México
Para Raquel Tibol lo más importante en el trabajo de la radio era el contenido, sabía perfectamente lo que quería decir, sabía que eso que quería decir era importante y encontraba la manera más clara y precisa para comunicarlo.[1]
Esa misma convicción, la de comunicar con buen estilo, marcó su trabajo en la radio y siempre perseveró en el empeño de hacer de este medio de comunicación un vehículo para las ideas más profundas y precisas sobre el arte.[2]
Además de la difusión por medio de la radio y los periódicos, Tibol fue una mujer que también incursionó en la escritura y perfiló en el periodismo y la literatura. Sin duda, el arte fue el escenario en el que mejor incursionó con su pluma.
Incluso al llegar al país, fue la Casa Azul el lugar en donde vivió por un tiempo. Ahí fue donde terminó de conocer a Diego Rivera y Frida Kahlo, y posteriormente empezaría a radicar en el país, volcándose por completo al estudio del arte.
Riquel Tibol siempre fue considerada una institución en cuanto a la crítica del arte. Luis Rius la señaló como “una institución en sí misma que situó el ejercicio de la crítica en rangos muy altos de la cultura mexicana”.[3]
Para esta mujer la crítica del arte era su estilo de vida, era la forma en que ella se direccionó y a partir de la cual fue conformando su modo de pensar que durante años ha sido un referente para quienes se dedican a esta labor.
Su día a día estaba empapado de conocimiento, y como siempre, con el afán de compartir. En el caso de su paso por el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), son los testimonios de compañeros y trabajadores los que pueden dejar constancia de que para la crítica cualquier espacio era suficiente para hablar de arte pero sobre todo para compartir.
Sus rutinas de trabajo iban desde levantarse, tomar una taza de café, leer el periódico para empaparse de todas las noticias y posteriormente dar paso a su trabajo de escritura o preparación, ya fuese en los medios impresos o en medios de difusión como las emisoras de radio.
Sin duda, una de las particularidades que muchos recuerdan de Tibol y de las cuales hay constancia era su enorme capacidad de recordar. Su memoria fue un almacén que constantemente se completaba de más y más experiencias y que además, era un repositorio para sus horas de trabajo.
“A veces la asaltaba algún recuerdo y detenía por unos minutos la grabación para hurgar en su memoria y rectificar o añadir algún dato”.[4]
Su habilidad de aprovechar el tiempo sin desperdiciar ni un minuto fue también un aspecto que dejaba atónitos a todos los que trabajaban con ella. Esa forma de trabajar, en la que cada minuto valía la pena le permitía a la crítica ser consciente de que lo ideal era aprovechar el tiempo para mostrar una cara del arte que fuese de calidad para el público.
Si bien, su trabajo ha sido retomado en infinitas ocasiones es cierto que su fallecimiento representó una conclusión de la crítica de arte en México. No fue el fin de las discusiones pero su voz dejó de ser la forma de transmitir reseñas o comentarios en torno a las obras y no a los artistas. Que si bien, no estaba peleado con ellos, Tibol era más partidaria de reconocer y estudiar el trabajo antes de comprometer su pluma con los creadores.
Tanto la imagen de Raquel Tibol como el enorme legado que dejó acusan segura pervivencia y no sólo entre las nuevas generaciones de estudiosos del arte o entre los artistas, sino en el público del campo artístico en general.[5]
En la actualidad su trabajo puede consultarse en distintas formas, desde plataformas como las de Radio IMER donde produjo seis series de arte y de las cuáles es posible consultar parte de ellas en la página del Instituto.
Escucharla es entender cuáles eran sus intenciones al hablar y estudiar el arte, hablar de la identidad de los artistas y de la producción de sus obras fue mucho más allá de sólo hablar de qué “iba la obra”. Se hablaba de las intenciones, de los objetivos, del ser para los demás, a ojos del público y de los críticos. De la manera de desmenuzar cada parte de lo estudiado por Tibol, para entablar una breve conversación, a manera de ensayo, con sus radioescuchas.
La riqueza radiofónica y escrita que la Revista Proceso también permite conocer a través de sus artículos en línea es una forma de reconocer y remembrar el trabajo de críticas como Raquel Tibol.
“Decía Doña Raquel que ella consideraba a la crítica de arte y al buen periodismo cultural como géneros literarios que, bien llevados, podían estar entre sus favoritos”. Porque sin duda, su manera de transmitir era como leer o escuchar a una narradora de historias.
[1] Raquel Tibol. Homenaje Sonoro en https://www.imer.mx/micrositios/raqueltibol/ consultado el 7 de febrero de 2021
[2] Ibíd.
[3] Arturo Cuevas, “Raquel Tibol, toda una vida dedicada a la crítica del arte”, 5 marzo 2020, en línea en https://www.gaceta.unam.mx/raquel-tibol-toda-una-vida-dedicada-a-la-critica-del-arte/, consultado el 7 de febrero de 2021
[4] Raquel Tibol. Homenaje Sonoro en https://www.imer.mx/micrositios/raqueltibol/ consultado el 7 de febrero de 2021
[5] Teresa del conde, Raquel Tibol (1923-2015), en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-12762015000200009 consultado el 9 de febrero de 2021
Historiadora melancólica, caminante loca. Me gusta hablar de gente muerta con gente viva. Junté fragmentos de otras historias y no hay presagios como dice San Gustavo Cerati.
Sin café y cerveza, Ariadna pierde la cabeza.