El ruido y la furia de William Faulkner: la voz de una consciencia en ruinas
En la literatura universal existen pocos nombres de autores y obras que se repiten con el paso de los años. Estos perduran hasta convertirse en clásicos de la literatura, obras que pueden considerarse imperecederas, puesto que su influencia sigue llegando a diferentes generaciones de lectores y escritores. Uno de esos nombres, sin duda, es el de William Faulkner y su novela El ruido y la furia. Su influencia en escritores de todo el mundo le ha otorgado el título de escritor universal y, aunque este reconocimiento puede no parecer lo suficientemente claro para definir su obra, sirve como indicio para lo que podemos encontrar en su narrativa.
El ruido y la furia es considerada por la mayoría de sus lectores e investigadores como la obra culmen del estilo de Faulkner, pues en ella se concentra y ejemplifica su visión del mundo, además de que sienta las bases de las innovaciones narrativas que más tarde inspiraron a escritores como Juan Rulfo o Gabriel García Márquez.
Para comenzar a hablar de la importancia y complejidad de esta novela, conviene remitirnos a 1928, cuando Faulkner había imaginado que podría usar páginas de colores para ayudar a sus lectores a no perderse entre tan intrincada historia, pues la estructura de la novela se compone de diferentes secciones narradas por personajes distintos, los cuales, a su vez, fragmentan la historia por su visión limitada de los hechos y su propia subjetividad.
Por buena o mala fortuna, sus editores y agentes literarios lo convencieron de desistir de esa idea por los elevados costos que representaba producir una novela de colores y, en cambio, tuvo que agregar un apartado nuevo que sirviera como ruta de lectura para conocer la historia de la familia Compson. Más allá de una curiosidad editorial, esta anécdota nos deja ver la creatividad y experimentación que Faulkner podía llegar a tener con la literatura, pues la idea central de su narrativa necesitaba una manera de distinguirse debido a la complejidad que podía llegar a representar para sus lectores.
El ruido y la furia narra la historia de los Compson, una familia sureña de Estados Unidos que vive su propia decadencia social y moral durante la década de 1920, después de los sucesos de la Primera Guerra Mundial y la derrota del sur en la Guerra Civil estadounidense. La narrativa nos coloca tras la perspectiva de los hermanos Compson: Benjy, un joven con retraso mental que es un testigo pasivo del deterioro de su entorno; Quentin, el universitario y orgullo de sus padres que mira la realidad atormentado por sus ideas sobre la moral y el honor; y Jason, el mayor, un personaje sin escrúpulos que actúa solamente en beneficio propio sin importar el daño que causa a su familia. Ellos enmarcan el desmoronamiento paulatino de su familia, su realidad y su ciudad por medio de sus pensamientos, pues son incapaces de adaptarse a la modernidad que los obliga a cambiar. Ante ello, las únicas personas que tratan de sobrellevar la situación y resolver los conflictos con la mayor dignidad posible son su hermana Caddy Compson y la sirvienta negra Dilsey, figuras de maternidad y comprensión para los hermanos, quienes experimentan su propia caída en una espiral de la que no pueden librarse, sin importar sus deseos.
Más que construir una anécdota dramática, William Faulkner toma su propio contexto, sus propios sueños frustrados y comienza un experimento en el que las confesiones y la consciencia son las verdaderas protagonistas de El ruido y la furia. La complejidad de la novela radica en su estructura, pues está fragmentada en cada uno de los pensamientos de los hermanos Compson, quienes van reconstruyendo momentos clave que explican la decadencia de la familia. Es en este punto donde el autor utiliza el flujo de conciencia, monólogos internos de cada personaje para hacernos parte de sus preocupaciones. Sin embargo, una de las claves de los narradores autodiegéticos de El ruido y la furia es que se componen de dualidades tanto en su formación moral, como en la información que brindan. Cada hermano sólo es capaz de narrar lo que conoce, aunque esto muchas veces resulta contradictorio en su pensar y actuar; es entonces cuando las ausencias de información y de personas cobran una mayor importancia en la narrativa y se vuelven claves para entender con mayor detalle las razones del deterioro de la familia Compson.
La primera parte de la novela narrada por Benjy se ha convertido en un hito de la literatura moderna, pues el autor nos adentra en la perspectiva del joven de 33 años con retraso mental, quien no puede desarrollar ideas complejas para narrar lo que sucede, en cambio describe imágenes, sonidos y sensaciones que muchas veces asocia a memorias agradables: recuerdos de la familia ante el fuego o de los juegos que hacía con su hermana Caddy en la pradera de su hogar antes de ser vendida y convertida en un campo de golf. Benjy es la visión de una nobleza y candidez inquebrantables en una realidad hostil. La narrativa de esta primera sección está construida, en su mayoría, con oraciones simples e ideas inconexas que pudieran resultar confusas en una primera lectura. Asimismo, es importante considerar que esta sección es la que le brinda el nombre a la novela a partir de un verso de la obra Macbeth: “La vida es una sombra… Una historia contada por un tonto, llena de ruido y furia, que nada significa”.
Para adentrarse en el mundo de El ruido y la furia es necesario contar con paciencia como lectores, ya que, sin duda, la primera vez que nos encontramos tras los ojos de Benjy como narrador podemos sentirnos perdidos ante su errática mente. No obstante, la sensibilidad con la que William Faulkner construye a uno de sus personajes y narradores más entrañables nos invita a reconsiderar las sensaciones como artificio generador de ideas, sensaciones y recuerdos. Faulkner deambula entre lo local y lo internacional, lo histórico y lo ficticio, la palabra solitaria y el eco de toda una ciudad. Esta es una invitación a descubrir a uno de los mayores narradores del siglo XX y a entender por qué la complejidad de la mente puede ser un gran estruendo de ruido y furia.
Referencias
Faulkner, William. El ruido y la furia. Cátedra, Madrid, España, 6a edición, 2005.
Vázquez, Christian. «William Faulkner y las tintas de colores» en Letras Libres. Consultado el 1 de noviembre del 2023 en https://letraslibres.com/literatura/william-faulkner-y-las-tintas-de-colores
Lector y peatón. «Yo soy aquel». Dicen que soy el chico al que los golondrinos le laceran las axilas.
A veces escribo sobre lo que me gusta, otras entreno Pokémon.