Cadáveres exquisitos: cinco poetas mexicanos
El día de hoy recomendamos a cinco poetas que preferimos no etiquetar, pues deseamos que sean ustedes quienes elogien o desaprueben a dichos escritores. El porqué de la selección en esta nota, se debe a tres motivos: 1) enaltecer a la lírica mexicana; 2) recordar a ciertos poetas; y 3) conocer a algunos representantes de las diferentes corrientes literarias.
Si bien la selección no abarca autores de la época prehispánica o novohispana, sí presenta a escritores del siglo XIX y XX, cuyos temas y formas estróficas son diversas. Tal vez ya los conozcan, tal vez no, sólo les deseamos un buen momento de lectura.
Aquí el listado:
- Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) nació en la Ciudad de México, fue escritor y cirujano. Es uno de los iniciadores del modernismo literario mexicano, además de ser parte de los fundadores de la Revista Azul; entre los seudónimos más conocidos está El Duque Job. Es reconocido, principalmente, por sus Cuentos frágiles y Cuaresmas del Duque Job, sin embargo, aquí les presentamos uno de sus tantos poemas.
Ama a prisa
Mientras ufana la risa
de tus labios no se aleje,
si quieres que te aconseje
¡ama aprisa!
Con raudo mariposeo
se va de esta a aquella flor
en las alas del deseo,
libando el licor hibleo del amor.
¡Seres y cosas felices
jamás tuvieron raíces!
Se ven marchitas las rosas
y mustias las margaritas...
¡Pero no se ven marchitas
ni alondras ni mariposas!
Con gentileza y donaire
se paran en donde quieren,
y cuando al cabo se mueren
su libre tumba es el aire.
Ama a cuantas
te quieran también amar,
porque siendo tantas, tantas
¡no las podrás recordar!
¡Ama al velo
que solo las almas malas
están prendidas al suelo.
¡Todo lo que sube al cielo
tiene alas!
Hay, aquí; mañana, allá;
sin locura ni pasión
como quien de paso va
y seguro de que está
en casa su corazón […]
- Luis Quintanilla del Valle (1900-1980) nació en Paris, fue un diplomático, escritor y docente mexicano. Es considerado parte del movimiento estridentista mexicano; publicó los libros de poemas Avión (1923) y Radio (1924), bajo el seudónimo de Kyn Taniya. Es un poeta poco conocido y criticado, debido, quizá, a las pocas publicaciones que tiene.
Toda ella
A Berta Singerman
“Ojos.
Ojos en éxtasis, turbios y embriagantes como ajenjo,
el ajenjo volátil de su verde túnica de humo.
Alma.
Alma quintaescenciada que perfuma y refresca los cuerpos,
los cuerpos regados por su titilante rocío espiritual.
Boca.
Boca entreabierta y trémula que dice frases etéreas,
frases con alas de oro, de plata y de cristal.
Cuerpo.
Cuerpo sonoro, vibrante todo como débil antena lujuriosa,
como débil antena que sacuden los espasmos del mensaje.
Manos.
Manos afiladas y lívidas, como largas uñas encendidas,
uñas que se agitan como pétalos de rosa.
Brazos.
Brazos castos y desnudos que se alargan y pierden,
que se alargan y pierden como sombras y suspiros.
Frente.
Frente amplia, límpida, luminosa y plácida,
plácida como mármol helado de las tumbas.
Toda ella
es carne.
Carne castigada.
Carne que canta y gime.
Carne enferma de espíritu.
Carne alucinada.
TODA ELLA
es alma.
Alma cósmica.
Alma musical.
Alma que calienta e ilumina.
Alma fluida que se escurre de los dedos de la mano,
y no deja más huella que una frágil estela
vertical.
- José Gorostiza Alcalá (1901 – 1973) nació en Villahermosa, Tabasco, fue un poeta y diplomático mexicano. Formó parte del grupo de la revista literaria Contemporáneos (1928-1931) y fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en 1954. Dentro de sus obras más reconocidas, está el poema Muerte sin fin, cuyas adjetivaciones y alabanzas estarían de más en nuestro texto. Mejor vayan y descúbranlo.
¿Quién me compra una naranja?
A Carlos Pellicer
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?
Una naranja madura
en forma de corazón.
La sal del mar en los labios,
¡ay de mí!
la sal del mar en las venas
y en los labios recogí.
Nadie me diera los suyos
para besar.
La blanda espiga de un beso
yo no la puedo segar.
Nadie pidiera mi sangre
para beber.
Yo mismo no sé si corre
o si se deja correr.
Como se pierden las barcas,
¡ay de mí!
como se pierden las nubes
y las barcas, me perdí.
Y pues nadie me lo pide,
ya no tengo corazón.
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?
- Efraín Huerta (1914 –1982) Guanajuatense de nacimiento, fue un poeta y periodista mexicano. Su pasión por el dibujo lo trajo a la Ciudad de México cuando tenía 16 años, ingresó a la Preparatoria Nacional en 1931, donde estudió bajo la tutela de Julio Torri y Agustín Loera y Chávez, fundadores de una de las editoriales más importantes en el siglo XX, editorial CVLTVRA. Fue gran amigo de Rafael Solana, Carmen Toscano y Octavio Paz. Si quieres saber más de su obra, les recomiendo los Poemínimos.
Éste es un amor que tuvo su origen…
“[…]
Ésta es la historia de un amor con oscuros y tiernos orígenes:
vino como unas alas de paloma y la paloma no tenía ojos
y nosotros nos veíamos a lo largo de los ríos
y a lo ancho de los países
y las distancias eran como inmensos océanos
y tan breves como una sonrisa sin luz
y sin embargo ella me tendía la mano y yo tocaba su piel llena de gracia
y me sumergía en sus ojos en llamas
y me moría a su lado y respiraba como un árbol despedazado
y entonces me olvidaba de mi nombre
y del maldito nombre de las cosas y de las flores
y quería gritar y gritarle al oído que la amaba
y que yo ya no tenía corazón para amarla
sino tan sólo una inquietud del tamaño del cielo
y tan pequeña como la tierra que cabe en la palma de la mano.
Y yo veía que todo estaba en sus ojos -otra vez ese mar-,
ese mal, esa peligrosa bondad,
ese crimen, ese profundo espíritu que todo lo sabe
y que ya ha adivinado que estoy con el amor hasta los hombros,
hasta el alma y hasta los mustios labios.
Ya lo saben sus ojos y ya lo sabe el espléndido metal de sus muslos,
ya lo saben las fotografías y las calles
y ya lo saben las palabras -y las palabras y las calles y las fotografías
ya saben que lo saben y que ella y yo lo sabemos
y que hemos de morirnos toda la vida para no rompernos el alma
y no llorar de amor.
- Salvador Elizondo Alcalde (1932-2006) Chilango de nacimiento, fue un escritor, traductor y crítico literario. Es, quizá, el escritor más original y vanguardista de la generación de los años 60 en México. Fue catedrático de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Si quieren leer más de él, pueden buscar su obra más representativa, Farabeuf o la crónica de un instante (1965) o Poemas (1960).
Sensación
Queda el recuerdo;
se pierde el acto;
queda tu beso,
mas no tus labios;
somos la muerte,
somos la nada,
somos un eco
de algo…
Autora: Angélica Escobedo