Desde sus inicios, el rock ha llevado una relación de complementariedad con la literatura. En México a mediados de los años 80 surgió un estilo musical que revolucionó la forma de hacer y entender el rock: el rupestre. Dicho movimiento no sólo cambio la forma en que los artistas se proponían crear, sino que revolucionó la concepción del artista.
Rockdrigo González escribió un manifiesto al más puro estilo de las vanguardias literarias. En él establecía su posición respecto al contexto artístico y cultural del México de entonces. Su brevedad concentra con ironía una crítica sobre los “artistas” y todo el sistema que se crea en torno a ellos, en el cual pesa más la manera en que se dice y se hace, que el mensaje en sí mismo. Los rupestres en cambio: “Han tenido que encuevarse en sus propias alcantarillas de concreto y, en muchas ocasiones, quedarse como el chinito ante la cultura: nomás milando”.
Ese desapego vinculó a unos cuantos trovadores, quienes marcaron una poderosa influencia sobre el rock moderno. Estos músicos se caracterizaron por la mordacidad de sus letras y melodías sencillas, pero su interés por decir aquello que pocos se atrevían llevó a algunos a adentrarse en la literatura, más específicamente en la poesía. Aquí presentamos tres recomendaciones de poetas que, aunque no todos considerados plenamente rupestres, sí siguen sus principios o estilo.
Rafael Catana fue, junto a Rockdrigo González, uno de los fundadores del movimiento, su carrera musical lo ha llevado a pisar escenarios de todo el país y a ser parte de la corriente infrarrealista, a la cual también pertenece Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro. En el 2015 presentó su primer poemario Los pájaros de la cervecería, con textos escritos a lo largo de 20 años en los que retrata su vida por diversas épocas, con escenarios vagabundos y urbanos, y temas varios: “una especie de biografía que tiene que ver con el viaje, con el silencio, con las mujeres”.
XV
Mi amor es un artefacto hecho para los pirómanos
Es un exilio para los amantes en tiempo de guerra
Una revelación que llega tarde al puente de Nonoalco
Se atraviesa en la función del circo es triste
Extraño pájaro que moldea esta luz
Como si se alejase por las avenidas al atardecer
Aprendí que es un arcoíris que retiembla
antes de la oscuridad
La llovizna cae en la enramada de tu ventana
Un pájaro de fuego toca tu pecho
Mi amor es un animal que rompe la noche
Con su larga trayectoria en el grupo Real de catorce y como solista, José Cruz se ha consolidado como una figura clave para el blues en español. Sus letras retratan la vida bohemia del artista urbano, su andar por ambientes oscuros donde abunda el alcohol y las mujeres. Para él es siempre importante la voz del músico con una responsabilidad social, por ello, además de una honda sensibilidad, sus canciones siempre contienen crítica. José Cruz ha escrito relatos sobre su infancia y sus pasos en la música, un poemario e infinidad de letras. Recientemente publicó Yo creador me confieso, libro que reúne sus relatos, poemas e incluye su primer poemario De los textos del alcohol (ilustrado por Manuel Ahumada).
EXHUMACIÓN
Cavarás en la tierra blanda de un sueño
cavarás todas las horas que no existen
herirás con las uñas los muslos de la nada
y en el núcleo del dolor de esta extensa llanura
hallarás los ojos felices de la muerte.
Las canciones de Jaime López han sido llevadas a la fama por diversas agrupaciones como Café Tacvba, Eugenia León y Cecilia Toussaint. Pero muchas de sus letras fueron concebidas en inicio como poemas, en los cuales mezcla el lenguaje callejero con figuras retóricas y formas poéticas clásicas como el soneto. Su obra explora las posibilidades de la literatura, la música y la cultura popular para demostrar que no están peleadas y ofrecernos letras llenas de ingenio, cómicas y reflexivas, pues “a fin de cuentas las cuadraturas te liberan”. En su libro Lírica, publicado por Ediciones Cal y Arena, se reúne su obra poética y «letrística». También es autor de Diario de un López: “Una especie de monólogos textuales, versos dispersos y canciones con las que formaba una historia sutil”.
SONETO DE CARNE Y HUESO
Es hora de vestir el esqueleto,
cargar también al ángel de la guarda,
salirse de las sábanas fantasmas,
tocarme puedes: soy de carne y hueso.
Es hora de frotar los amuletos,
colgarse por la suerte otra semana
al apretar el nudo a la corbata
y darle de comer al cenicero.
Es hora de espantarse el uno al otro
en buenos días, buenas tardes, buenas
noches… tarantulonas arrastrando.
Ya es hora de volver de nuevo al potro,
apáguese la luz en esta escena.
¡Corte!… hasta mañana, muy temprano
Aquí la versión interpretada por Emilia Almazán, incluida en el clásico disco Roberto y Jaime: sesiones con Emilia.
Estos compositores son sólo una muestra en cuanto a creación musical y literaria, pero son muchos los que pasan de una disciplina artística a otra, hay algunos que han escrito prosa como el gran Arturo Meza, otros que han incursionado en el cine como Sergio Arau y Armando Vega Gil, quien también es un renombrado escritor de literatura infantil; actores como Cecilia Toussaint, Rita Guerrero (también conductora) y Francisco Barrios «El Mastuerzo».
En fin que la lista es amplia y te invitamos a compartir con nosotros tus recomendaciones.
Soy mi propia cicatriz o mi rostro atrapado en las manos, por eso escribo siempre las mismas palabras. Llevo un diario de fuego y espuma, y cuando se acabe el mundo intentaré tocar los cables del cielo.