Dr. Atl: la bestialidad mexicana de los volcanes en el MUNAL

Gerardo Murillo Cornado nació en Guadalajara el 3 de octubre de 1875, pero el Dr. Atl nació en Europa, en 1911, a bordo de un barco que se negó a hundirse y sobrevivió a una fuerte tormenta. Fue así como Leopoldo Lugones (re)bautizó al mexicano, como una paradoja, un oxímoron artístico: Atl = agua en náhuatl. Dr. Atl, el pintor que renació del mar para dedicar su vida a la imponente y flamígera pasión de los volcanes.

Su nombre en la historia del arte mexicano está escrito en letras doradas, pero con un pequeño asterisco que, a manera de advertencia, remarca la vida de alguien polémico, pasional y entregado a grandes ideales. Pintor, escritor, vulcanólogo, maestro, revolucionario, en fin, polémico como pocas figuras mexicanas.

Inició sus estudios en su tierra natal con Felipe Castro, de quien aprendería la figura humana en pasajes típicos y nacionalistas. Pronto llegaría a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela de Bellas Artes y partir hacia Europa gracias a una beca de Porfirio Díaz. Una vez establecido en Italia, estudió filosofía y derecho en la Universidad de Roma, además de asistir (a pie desde Roma) a las clases magistrales de Henri Bergson sobre la imagen y la pintura.

Armado con una nueva visión del arte y su papel en la sociedad, Gerardo Murillo (ya con su título doctoral por parte de Lugones) volvió a México para impartir clases en la Escuela de San Carlos a una joven camada de artistas que más tarde serían renombrados: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

Su carrera artística estuvo marcada por la polémica y sus ideas políticas. Apoyó activamente a la causa carrancista durante la Revolución Mexicana y más tarde se declararía simpatizante del movimiento nazi antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Si bien podemos (o eso intentamos) desligar al artista y sus ideas sociales de su propia obra, no podemos dejar de lado que lo que plasma un artista es precisamente la visión de su tiempo, la lengua de su momento, su reflexión en torno a los sucesos que impactan, de una vez y para siempre, en las mentes de las personas.

El distanciamiento que el artista tomó a partir de sus ideas políticas y estéticas, lo llevó a crear una obra más íntima, más personal, marcada, en su mayoría, por la fuerza dispersa del fauvismo y el neoimpresionismo. Pasó por su faceta de retratista, sin embargo, fue hasta inicios de la década de 1930 que el Dr. Atl inició con la producción de sus obras más conocidas: el paisajismo de volcanes.

Gracias a su estilo pictórico logró dotar a sus obras de dinamicidad y fuerza apoyado en las curvaturas de sus composiciones, así como el manejo de las sombras que se encargan de resaltar la amplitud de los objetos representados para crear obras imponentes y de gran dimensión.

Por si fuera poco, el Dr. Atl creo los Atl-color, una mezcla de resinas resultado de sus investigaciones para obtener materiales pictóricos que mejor se amoldaran a materiales como la piedra, el yeso, la madera y la tela y así crear diferentes tonos para sus obras.

Su obra cumbre inició en 1943 cuando decidió registrar con notas, dibujos y pinturas, el nacimiento del Paricutín en su famoso libro Cómo nace y crece un volcán: el Paricutín, el cual le tomó 7 años terminar y que hoy en día es considerado como un referente en el tema de la vulcanología.

Su obra es un reflejo de su pasión e ideas revolucionarias sobre el arte y la vida. Llena de vitalidad, amplitud y contrastes, la obra del Dr. Atl es un referente para el inicio del muralismo mexicano, así como un punto de quiebre entre un estilo de pintura más íntimo y experimental que poco a poco abandona el rigor académico y voltea a ver a los cuadros cotidianos, a la cotidianeidad y la naturaleza mexicana de fuerza volcánica.

Si quieres conocer más sobre la obra del Dr. Atl y admirar la imponencia de los paisajes mexicanos, visita “Atl, fuego, tierra y viento”, una exposición del Museo Nacional de Arte compuesta por 130 piezas a lo largo de 4 salas en las que se reunen piezas icónicas del pintor jalisciense, así como diversas obras que siguieron la influencia de esta corriente de pintores como José María Velasco, Francisco Goitia, Joaquín Clausell, entre otros.

La exposición estará del 12 de abril al 29 de septiembre del 2019, en horario de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.  

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