Julio Cortázar: anotaciones sobre la lectura y el lector

 

En realidad alguien dijo, no sé quién, que cuando uno subraya un libro se subraya a sí mismo, y es cierto.

Julio Cortázar

Acercarse a un libro de Julio Cortázar siempre implica un reto y, al mismo tiempo, una gran expectativa, pues lo reconocemos como uno de los máximos exponentes de la novela latinoamericana o del cuento fantástico. Sin embargo, él también era un gran estudioso de la literatura, razón por la cual decidió hablar sobre lo que esperaba de sus lectores.

¿Conoces esta faceta de Cortázar? ¿Qué tipo de lector te imaginas que fue? ¿Qué tipo eres? Las preguntas se vuelven cada vez más interesantes si cambiamos a ese monstruo de las grandes letras, por el erudito detrás de las páginas de un libro que él no escribió.

Aquí te contamos un poco sobre clasificaciones, términos y recomendaciones del mismísimo Cronopio mayor.

Tipos de lectores según Julio Cortázar

Rayuela, además de ser una de las grandes obras maestras en lengua castellana, es una especie de poética (un texto donde se intenta explicar qué es literatura) en la cual explica lo que se espera también de los lectores. Dentro de su pequeña, pero certera clasificación, incluye dos tipos de lectores: hembra y cómplice.

Lector hembra: es el lector que no quiere comprometerse con el autor (por decirlo de alguna manera), pues no está dispuesto a adentrarse en los problemas que hay en la trama, sino que quiere la solución rápida y sin complicaciones:

[…]el mero escribir estético es un escamoteo y una mentira, que acaba por suscitar al lector-hembra, al tipo que no quiere problemas sino soluciones, o falsos problemas ajenos que le permiten sufrir cómodamente sentado en su sillón, sin comprometerse en el drama que también debería ser el suyo.[1]

Lector cómplice: contrario al lector-hembra es aquel que realmente se involucra de forma simultánea con lo que le sucede a los personajes y puede ser el mejor amigo o más grande enemigo del autor (si pensamos en que esté o no de acuerdo con las ideas plasmadas):

Posibilidad tercera: la de hacer del lector un cómplice, un camarada de camino. Simultaneizarlo, puesto que la lectura abolirá el tiempo del lector y lo trasladará al del autor. Así el lector podría llegar a ser copartícipe y copadeciente de la experiencia por la que pasa el novelista, en el mismo momento y en la misma forma.[2]

Claro, todos los autores buscan un lector ideal al momento en que están escribiendo y también es verdad que la novela de Cortázar puede ser leída por los dos tipos de lectores. El primero, seguramente, elegirá leer  de forma lineal, mientras que el segundo, quizás, opte por jugar.

¿Qué tipo de lector era Julio Cortázar?

En una entrevista que Sara Castro-Klarén le hace a Julio Cortázar titulada Julio Cortázar, lector, podemos enterarnos, un poco como cotilleo, un poco como interés genuino, qué tipo de lector era nuestro buen Cronopio.

Primeras lecturas

Lo primero que sabemos es que don Julio fue un lector precoz, pues a sus 12 años leía ya al francés Michel de Montaigne: “Y eso se mezclaba con novelas policiales, las aventuras de Tarzán, que me fascinaron en aquella época; Maurice Leblanc, y luego la gran sacudida de Edgar Allan Poe.[3]

Hábitos extraños al leer

Cortázar era un lector que gustaba leer en su casa y sin música porque consideraba que, para apreciar tanto la literatura como la música se necesitaba una concentración especial para cada arte, pero, además, tenía la costumbre de subrayar los libros.

Él llamaba a este vicio una “deformación”: “desde muy joven adquirí una especie de deformación profesional, es decir, que yo pertenezco a esa especie siniestra que lee los libros con un lápiz al alcance de la mano, subrayando y marcando, no con intención crítica”. [4]

¿Qué te recomendaría leer Julio Cortázar?

Actualmente leo con un criterio bastante severo; es decir, que completo algunas lagunas: leo esos clásicos que se me fueron pasando a lo largo de la vida, o bien leo cosas actuales, contemporáneas, pero buscando acertar en lo posible con libros que no me hagan perder tiempo.[5]

La entrevista que resumimos en estos párrafos fue realizada cuando Julio tenía 62 años y contaba que, si bien cuando era joven leía lo que cayera en sus manos con la mirada de un niño, es decir, sin prejuicios, no podía del todo hacerlo como un hombre mayor, debido a que si un libro no le agradaba, lo abandonaba por la falta de tiempo para leer.

¿Autores que leen o que no leen?

El hábito de la lectura es algo que poco se cuestiona en los escritores, pues lo damos por hecho ya que muchos de ellos no serían capaces de crear obras tan grandes, pero sí los hay y Cortázar no era uno de ellos: “Es cierto que hay gente que pretende proteger su intuición manteniéndose en un cierto plano de ignorancia. Esa gente no tiene nada que ver conmigo”.[6]

Con esta brevísima clase que nos proporciona el maestro Julio Cortázar, no nos queda más que ir corriendo a leer lo más pronto posible un libro que nos interese, quizás uno de Poe, y no olvides subrayarlo. Acá te dejamos una entrevista donde también comparte los términos mencionados y mucho más.

 

[1] Cortázar, J. (1963). Rayuela. 50 edición, México: Alfaguara, p 467.

[2] Íbid, p 423.

[3] Castro-Klaren, Sara. (1980). Julio Cortázar, lector : Conversación con Julio Cortázar. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2011. Tomado de: http://www.cervantesvirtual.com/obra/julio-cortazar-lector-conversacion-con-julio-cortazar/

[4] Íbidem.

[5] Íbidem.

[6] Íbidem.

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