Julio Ruelas: entre en-sueños y bohemia

Hablar de Julio Ruelas es recordar a uno de los ilustradores y grabadores más destacados de la transición del siglo XIX y XX, ya que fue un momento agitado para el medio artístico y literario mundial al cual se supo adaptar, pues se marcarían las tendencias, cual punta de lanza, para el resto del siglo XX, sin dejar de lado los cambios geopolíticos que atravesaban la mayoría de naciones y que influirían considerablemente en las expresiones artísticas del momento.

Julio Ruelas Suárez llegó a este mundo el 21 de junio de 1870 en Zacatecas. Nació en una familia acomodada donde el padre, Miguel Ruelas, era un destacado y reconocido abogado y político quien figuró en los mandatos de Benito Juárez y Porfirio Díaz, motivo por el cual la familia trasladó su residencia a la Ciudad de México[1].

Como muchos otros reconocidos artistas de la época, Julio demostró sus aptitudes para el dibujo desde temprana edad al igual que sus hermanos, por lo que sus padres apoyaron dicha actividad, sin embargo, sólo Julio decidió continuar con esa orientación profesional matriculándose en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos tras haber ingresado al Instituto Científico e Industrial de Tacubaya y, posteriormente, en la Escuela Militar para las cuales no mostró interés ni disposición.

A la edad de 16 años, en 1885[2], Julio Ruelas ingresó a la Academia de San Carlos donde mostró un principal interés en la pintura y el grabado, los cuales perfeccionó con gran maestría. Posteriormente, para 1892 continuó con sus estudios en Alemania en la Academia de Artes de Karlsruhe donde afinó su estilo único gracias a que estuvo en contacto directo con las expresiones artísticas de finales de siglo XIX como el Simbolismo, Decadentismo, Postimpresionismo y Realismo, por mencionar algunas, que predominaban en Europa. Asimismo, conoció diversos museos y galerías donde se resguardaban las obras de artistas de la talla de Alberto Durero, Hieronymus Bosch “el Bosco”, Arnold Bröcklin y Félicien Rops, estos dos últimos influyeron en su obra, incluso antes de viajar a Europa[3].

Retrato de Margarita Ruelas (1896)

Ruelas tuvo una estancia de sólo 2 años en Alemania, pero no estuvo confinado ahí, pues se sabe que viajó a otros países y que desarrolló una conexión especial con la capital francesa donde perfeccionó la técnica de grabado de agua fuerte, a la que posteriormente dedicaría gran parte de su producción junto con el dibujo. Tal fue su conexión con París que el 16 de septiembre de 1907, a la corta edad de 37 años, falleció a consecuencia de una vida de excesos dejando una prolífica obra atrás entre las que se encuentran retratos, paisajes y escenas fantásticas.

À la mode

Como se mencionó, con el cambio de siglo y el surgimiento de nuevos movimientos artísticos, la formación profesional de Ruelas se vio ricamente influida por una mezcla de tendencias que, tras su viaje a Europa, permitirían la concreción de su estilo único y característico. Asimismo, resulta importante mencionar que, así como la producción artística de Julio tuvo grandes elementos artístico-plásticos, también tuvo una fuerte influencia de corrientes literarias tales como el Decadentismo y el Simbolismo, sin embargo, ninguna tuvo tanto impacto como lo hizo el Modernismo.

Es importante recordar que el Modernismo es una corriente literaria originaria de América Latina en la cual se destacaban temáticas sobre el amor y erotismo imbuidos en la melancolía, como lo hizo Rubén Darío, máximo representante de dicho género, quien a través de sus poemas y cuentos construyó mundos idílicos con cierto toque de tristeza. De igual forma, Julio Ruelas hizo lo propio con imágenes en las cuales se aprecian inquietudes románticas, amorosas y sobre la existencia misma, tal y como lo muestra en dos de sus obras más famosas El Ahorcado o La Domadora (1897).

 

La belle époque

Ahora bien, para hablar de la obra de Julio Ruelas necesariamente se tiene que hacer un ejercicio retrospectivo de su trabajo y vida. Sin embargo, para evitar hacer cansado este texto, sólo se mencionarán tres puntos, con los cuales se podrán vislumbrar grosso modo al artista. Dichas etapas son su primera estancia en Europa, su participación en la Revista Moderna y su última residencia en París.

Como se ha mencionado en líneas anteriores, la primera estancia de Julio en Europa fue corta, pero muy fructífera, pues en Alemania (1892-1895) se nutrió de diversos elementos como lo fueron la mitología germana, las obras renacentistas alemanas y el clásico estilo flamenco de pintura, por lo que Ruelas consolidó su estilo influido por el claroscuro y el tenebrismo, adecuándolos a temáticas contemporáneas a él.

La segunda etapa fue su colaboración con la Revista Moderna, sin dejar de lado su previa intromisión en la Revista Azul (su directa antecesora), publicación promotora y difusora del Modernismo en México. Dicha revista permitió que su trabajo se diera a conocer al público especializado y general, así como textos científicos, con los cuales compartía intereses e inquietudes propias de la época.

Por último, la tercera etapa fue su regreso a Europa y estancia permanente en París hasta su muerte. Ruelas se trasladó a Francia en 1904 con el patrocinio de Justo Sierra, quien confiaba plenamente en el talento de Julio, ya como un artista consolidado gracias a las diversas colaboraciones que hizo en publicaciones periódicas y en exposiciones de corte académico. Asimismo, desde París continuó con su trabajo para la Revista Moderna y su colaboración para ilustrar textos de diferentes personalidades. También siguió con su participación en los salones de arte tanto en París como en la Ciudad de México, pues de esa manera se mantenía en contacto con el ámbito artístico mexicano.

En este punto, es importante recordar uno de los aspectos más importantes de la transición entre el siglo XIX y XX: la Bohemia, estilo de vida que predominaba entre artistas, escritores y músicos de la época, por lo que Ruelas no estuvo exento de ella; incluso, algunos estudios de la época consideran que el verdadero motivo de su muerte se debió al alcoholismo exacerbado y a un episodio de delirium tremens. Sin embargo, la muerte de Julio Ruelas no fue una despedida contundente de París, pues su último deseo fue que en caso de pasarle algo, pues presentía que su muerte se acercaba, se le enterrara en el cementerio de Montparnasse, deseo que fue cumplido por su buen amigo y compatriota, Jesús E. Luján, quien logró conseguir un lote junto al bulevar “para que pudiera escuchar el taconeo de las muchachas del barrio”[4].

Sur lui

Julio Ruelas no siempre fue querido por sus compatriotas contemporáneos, pues frecuentemente recibía fuertes y mordaces críticas sobre su persona y producción artística. Dentro de sus más férreos detractores se encontraba nada más y nada menos que el pintor Gerardo Murillo “Dr. Atl y el destacado periodista José Ferrel, quienes hacían crueles comentarios sobre Julio, motivo por el cual, en 1906, realizó una de sus ilustraciones más emblemáticas: La Crítica, la cual sería difundida ampliamente.

La Crítica es un autorretrato en el que aparece su busto y sobre su cabeza una especie de insecto o arpía de considerable tamaño que cuenta con un pico el cual coloca en su frente; ese animalillo pisa una pequeña regla con la pata izquierda y porta un pequeño sombrero de copa, símbolo de la clase alta de la época, del cual salen unos rayos o destellos, con lo cual hace referencia a las críticas que de él se hacían.

Como buen artista de alma sensible, Julio Ruelas era sumamente susceptible de los comentarios que se le hacían respecto a su trabajo, ya que le preocupaba mucho que estos afectaran la impresión que su mecenas, Justo Sierra, tuviera de él. Por ello, solicitaba a sus coterráneos que le informaran a don Justo que para que continuara apoyándolo, trabajaría arduamente, por lo que pedía que no le quitara la pensión que recibía.

También, Ruelas fue presa de muchos comentarios y catalogaciones por algunas personalidades destacadas de la época como Amado Nervo, quien consideraba que Julio era símbolo de angustia y tormento, por lo que él sabía mejor que nadie cómo traducir dichos sentimientos y expresarlos mediante una pintura, dibujo o grabado. De este modo, el frágil ánimo de Julio Ruelas se veía influido por los comentarios  que se hacían sobre él y su trabajo, hasta que tanto su deteriorada salud y su precario estado anímico no dio para más.

Como se ha visto en este breve texto, Julio Ruelas fue un artista controvertido gracias a su estilo de vida bohemio que determinó el rumbo de su existencia y el de su trabajo profesional. Su obra, única e inigualable, incluso para sus contemporáneos, daba muestra de una gran inquietud, tremenda imaginación y disposición a quebrar las normas establecidas por la sociedad, pues, en primer lugar, la bohemia no era bien vista, aunque sí normalizada y, en segundo lugar, los tópicos que abordaba eran socialmente inapropiados y escandalosos, por lo que generaba mayor interés entre los espectadores.

Actualmente, a la obra de Julio Ruelas, en contraposición con su corta vida, no suele dársele la difusión adecuada para dar a conocer a uno de los genios artísticos más atormentados e inquietos que México ha tenido.

 

Referencias

https://museoblaisten.com/artista.php?id=411&url=Julio-Ruelas

https://masdemx.com/2016/05/julio-ruelas-el-ilustrador-mexicano-maldito/

https://web.archive.org/web/20160302125748/http://museoamparo.com/documentos/Ruelas.pdf

https://www.lifeder.com/modernismo-mexico/#:~:text=La%20manifestaci%C3%B3n%20m%C3%A1s%20com%C3%BAn%20dentro,y%20por%20una%20tem%C3%A1tica%20nacionalista.

https://www.youtube.com/watch?v=j88YD1QDe1w

[1] Tomado de https://www.youtube.com/watch?v=j88YD1QDe1w

[2] Visto en https://museoblaisten.com/artista.php?id=411&url=Julio-Ruelas

[3] Ibíd

[4] Visto en https://web.archive.org/web/20160302125748/http://museoamparo.com/documentos/Ruelas.pdf

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