Albert Camus, de condición social baja, creció jugando futbol en tierras argelinas. De madre española y padre francés, estaba condicionado, por su ascendencia, al racismo propio de los pied noir. Podría decirse que no conoció a su padre, pues murió en batalla en la Primera Guerra Mundial antes de que cumpliera un año.
Era noviembre 7 de 1913 cuando nació en tierras africanas de colonia francesa. A los 8 meses de nacimiento, su padre fue llamado a la guerra y al poco tiempo murió. La condición económica en su casa empeoró y su madre se dedicó a las labores domésticas en casas particulares pues la pensión del ejército no era suficiente.
¿Pero por qué el tema del racismo es importante? Los pied noir son aquellos nacidos en colonias francesas, reconocidos como franceses en la nacionalidad, pero no en la cotidianidad. Por si esto no fuera suficientemente malo, tampoco eran reconocidos como ciudadanos argelinos (en este caso); en pocas y coloquiales palabras, no son ni de aquí ni de allá.
Estudió gracias a las becas que la muerte de su padre le dejó por legado. Se graduó en Filosofía y Letras e intentó ser maestro, pero su salud afectada por la tuberculosis hizo que no fuera posible. Empezó escribiendo notas periodísticas, fundó el Teatro del Equipo en 1937 y comenzó a publicar sus trabajos, siendo el primero Bodas/El verano (1938).
La obra de Albert Camus comprende un amplio campo literario, por lo que sería un error encasillarlo en el existencialismo. Aunque no se puede negar que esta filosofía está presente en su obra, coexiste con otra que es el absurdismo. Uno de los ejemplos más claros está en su obra de teatro Calígula, en la cuál retrata al emperador romano sufriendo una crisis de absurdismo acerca de su vida, el sentido de ésta. De esta obra, rescato la frase “los hombres mueren y no son felices”.
Poco podría hablar de El extranjero o La peste, nada que no se haya dicho ya y que no le haga justicia, sin embargo, he de recomendarles La muerte feliz, pues se han hecho especulaciones acerca de que Patrice Mersault (protagonista) es el mismo Mersault de El extranjero, sólo que en otro tiempo, como es obvio.
Uno de los ideales más fuertes de Albert Camus fue la libertad, tema que ocupó parte de su obra y de su vida, como se puede ver en Escritos libertarios y El hombre rebelde, ambos ya de su obra ensayística. Justo este tema fue el desencadenante de la ruptura amistosa con Sartre. Cuando la Segunda Guerra Mundial había acabado y Sartre apoyaba a los Gulag (campos de concentración soviéticos), Camus decidió terminar la amistad. ¿Cómo podría apoyar la exclusión cuándo él mismo la había vivido durante toda su niñez y juventud?
También incursionó en el periodismo con escritos y crónicas para Le Libertaire y En Avant (Crónicas argelinas y Crónicas (1944-1953)). Escribió cuentos en El exilio y el reino, obras dramatúrgicas como Los posesos (con alusión a Dostoievski), Estado de sitio, El malentendido, Los justos y no olvidemos sus ensayos filosóficos como El mito de Sísifo, en el que habla ampliamente del ser, la existencia, la vida y el suicidio.
Como es bien sabido, en 1957 ganó el Nobel y de ahí el declive total de su carrera y su vida. A raíz de haber ganado el premio, su popularidad terminó por abrumarlo y comenzó a sufrir ataques de pánico generados a raíz de las cámaras y las entrevistas.
Murió en 1960. El 4 de enero había estampado su auto contra un árbol en una carretera completamente vacía. La versión oficial reza “un accidente”, sin embargo, un grupo considerable piensa en el suicidio. Por mi parte, he de compartirles las palabras escritas a Catherine Sellers, una de sus parejas en turno, en una carta del 31 de diciembre de 1959:
“Esta es mi última carta, querida. Será para desearte el año del corazón, además de una corona de ternura y gloria… Pero, por el momento, vuelvo y estoy contento de volver. Hasta el martes, querida, te beso ya, y te bendigo desde el fondo del corazón… Mientras este libro monstruoso no se acabe, no habrá paz en mí.”
Ese gran monstruo, el que acabó con él, fue El primer hombre, obra biográfica publicada 34 años después de su muerte.
Autora: Mit Sánchez