Mi amor platónico de Mark Twain: un amor de tres días en la eternidad

Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva.

Mark Twain.[1]

Cuentan que los amores platónicos son el conjunto de pensamientos y sentimientos que provocan una admiración que transcienden los aspectos libidinales. Esto quiere decir que no es solamente un amor enfocado en la pasión sino que también es una idealización romántica por el otro.

Para Platón[2] el amor fue uno de los ejes fundamentales de la filosofía a tal punto que su teoría sobre éste sigue siendo una de las propuestas más relevantes de la historia. A partir de ella, el amor se estableció como una forma singular de sentir relacionada con las ideas y los aprendizajes de dos individuos que se admiran y se complementan más allá de los campos físicos.

En esa línea se encuentra uno de los viajeros incansables del pasado con historias que alegran el presente entre las melodías de las preguntas y respuestas de los capítulos de su vida. Me refiero al gran Mark Twain, quien no dejó de lado el amor platónico en todos los temas que abordó. Una buena muestra de ello es su libro Mi amor platónico, el cual en apenas 62 páginas cuenta uno de los episodios más pasionales de su vida con Laura Wright a quien conoció en 1858 en Nueva Orleans mientras piloteaba El Pennsylvania en Misisipi. Laura era la sobrina de un piloto y amigo de Mark Twain. Su amor fue inmediato, pero sólo pudieron verse durante tres días, tras los cuales Laura partió de Nuevo Orleans y mantuvo contacto con él por medio de cartas durante dos años.

Todos estos acontecimientos hicieron que en 1860 Mark Twain la visitara en Warsaw, Indiana, para formalizar su relación, pero no fue bien recibido por la familia de Laura. No volvió a verla más que en sus sueños. Un par de años después ella se casó y fue directora de una escuela en San Francisco, lugar donde el escritor presentó una conferencia en 1866 en la que la recordó en sus textos, su correspondencia y su autobiografía, convirtiéndose en la heroína de varios de sus relatos.

En 1880 Laura Wright y Mark Twain tuvieron contacto indirecto a través de uno de los estudiantes de ella: Twain le comentó al alumno que no había podido olvidarla. De esta manera, cual hilo rojo que une a los amantes, en 1906 Laura solicitó la ayuda de Twain para que un joven pudiera entrar a la universidad y entregarle cartas de manera continua al autor de Las aventuras de Huckleberry Finn. Por lástima, se desconoce por completo el contenido de estas cartas, pues el mismo Mark Twain le pidió a uno de sus amigos que las destruyera tras su muerte.

Esta es una invitación para leer otra faceta de Mark Twain como un eje indispensable de la literatura universal que hace del sentir y el actuar de sentimientos como el amor esencias eternas de tres días. O, en palabras de Anais Nin[3]:

Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo.

 

Referencia 

Twain, M. (2022). Mi amor platónico. Editorial: JOSE J. DE OLAÑETA.

 

[1] Fue un escritor, orador y humorista estadounidense.

[2] Fue un filósofo griego seguidor de Sócrates​ y maestro de Aristóteles. ​ En 387 a. C. fundó la Academia de Atenas, ​ institución que continuaría a lo largo de más de novecientos años.

[3] Fue una escritora nacionalizada estadounidense de padres cubano-españoles. Es conocida principalmente por ser considerada la primera mujer en escribir y publicar novela erótica, además de ser uno de los íconos de la liberación de la mujer.

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