En Trópico de cáncer de Henry Miller hay un epígrafe de Ralph Waldo Emerson donde consigna la importancia de los textos literarios de corte biográfico. Él afirma que su función tiene que ver con una búsqueda de la verdad a partir de la experiencia. Esta búsqueda corresponde a un ámbito particular el cual se inclina hacia lo universal, es decir que nace del dominio del yo pero tiende siempre hacia el otro. 

Irónicamente en la literatura egotista hay un dialogismo fundamental con múltiples voces en cuya mezcla desaparece la voz del autor, pues esa búsqueda que el escritor emprende lo lleva hacia el exterior de su propio perímetro. Es decir, hacia un diálogo intertextual. 

Múltiples vivencias, reales o ficticias, construyen en Trópico de cáncer un viaje sin limitaciones de ningún tipo que se vuelve el retrato de un yo que no es sino la síntesis de éste y la afirmación o negación del otro. 

La cotidianidad sombría y sucia de París, los personajes extravagantes, la sexualidad, la melancolía y el hambre son una cara tan verdadera de la sociedad en la que nacen, como lo es la fase luminosa de la que todos quieren hablar. 

Lo mismo con la literatura, fuera de convenciones Miller buscaba una expresión más sincera y real, para lo cual había que querer conocer todas las caras de lo que se narraba. Por ello era tan necesario el diálogo entre las más contradictorias voces y había que construir la imagen de uno mismo a partir de la experiencia propia que es a la vez la experiencia de los demás. 

Henry Miller se narra a partir de la vivencia y los personajes con los que interactúa, de manera que crea una expresión veraz de esa experiencia y una imagen igualmente verdadera del hombre que narra y, sobre todo, que lee. 

Pero quizá lo más valioso de esta manera de escribir sea que no se pueda nunca encontrar la identidad propia, pues en el momento de exteriorizar sobre el papel lo que creemos ser, lo narrado  deja de ser una cuestión personal. El potencial de roles que podemos adoptar es infinito, tanto como lo que podamos escribir.

Creo que la importancia que Ralph Waldo Emerson presagiaba en la literatura biográfica no tiene tanto que ver con la relación de la realidad con lo ficticio, sino con sus mecanismos y objetivos, es decir, con el sitio donde nos colocamos y al cual queremos llegar, pues en estos libros el móvil que los impulsa es la búsqueda del yo a partir y en relación con lo desconocido que bien podemos nombrar como el otro. 

Referencias:

Sola-Morales, S. (2017). Fundamentos de la literatura egotista: los relatos del yo. Escritos, 25 (55), pp. 485-512. https://revistas.upb.edu.co/index.php/escritos/article/view/680

Fabiola García H.

Soy mi propia cicatriz o mi rostro atrapado en las manos, por eso escribo siempre las mismas palabras. Llevo un diario de fuego y espuma, y cuando se acabe el mundo intentaré tocar los cables del cielo.