No te preocupes, no irá lejos (Reseña)
¿Qué hay detrás de una tragedia? Más allá del presente hay una serie de eventos que hicieron posible esa realidad. Podemos pensar en ello como algo ineludible, producto del destino. Podemos también explicarnos a partir de esa idea. Forjarnos una historia y determinar cada acto de nuestra vida, definir el presente por el pasado y para el futuro.
Así acontece la vida de John Callahan (Joaquin Phoenix), una infancia marcada por el abandono de su madre, un alcoholismo temprano y un accidente trágico lo condenan a una prisión de su cuerpo y de su mente. Cada persona y cada acto pasado tienen para él su papel en la obra de su desgracia.
La intuición lo lleva a buscar respuestas hasta que llega a un grupo de alcohólicos, cuyo líder encarna una mezcla de banalidad, egocentrismo y la sinceridad más esencial del hombre. Mediante los 12 pasos necesarios para dejar de beber, inicia el camino a la sobriedad y se le revela que la intuición de lo verdadero trasciende el acto de empañar lo esencial, como el conocimiento y la responsabilidad de uno mismo.
No te preocupes, no irá lejos (2018), de Gus Van Sant, es el camino a la ruptura de la prisión en la que puede convertirse una idea dogmática y el vicio de atarnos a un estado o imponernos un papel definitivo en nuestra historia. Es también una invitación a la sobriedad mental que trae consigo el equilibrio justo desde donde se vive el presente en sí mismo, y sí, desde ahí, llegar muy lejos.
Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot
Director: Gus Van Sant
Guión: John Callahan, Gus Van Sant
Productora: Anonymous Content / Iconoclast / Big Indie Pictures
País: Estados Unidos
Año: 2018
Duración: 114 minutos
Soy mi propia cicatriz o mi rostro atrapado en las manos, por eso escribo siempre las mismas palabras. Llevo un diario de fuego y espuma, y cuando se acabe el mundo intentaré tocar los cables del cielo.