Cuando volví a jugar videojuegos, creí que recordaría por qué me gustaban. Llegué tarde y no lo recordé. En cambio, me encontré con varios cuadros de estrés, enojo, gritos, suspiros con groserías contenidas y unos cuantos espasmos que llevarían…
Cuando volví a jugar videojuegos, creí que recordaría por qué me gustaban. Llegué tarde y no lo recordé. En cambio, me encontré con varios cuadros de estrés, enojo, gritos, suspiros con groserías contenidas y unos cuantos espasmos que llevarían…