Tijuana: un desafío fragmentario

Localizada en la frontera norte de México, Tijuana es un desafío a la razón y el corazón humano, la connotación de ser un lugar peligroso donde abunda el crimen es por demás cierta. Su sombra es tan grande como las de Sodoma y Gomorra, mas no hay un Dios que se apiade, destruya y rehaga todo, más bien, hay quizás algún demonio bonachón que incentiva la perversión, el desastre, la libertad. Es la ciudad donde todo puede suceder, lo extraño es lo normal y lo normal es tan lejano, aunque tal vez aquí se alcance la verdadera normalidad.

El destino de los antihéroes

El viaje para Joseph Campbell es el camino que el héroe toma al ser llamado a la aventura, para comenzar a afrontar su destino futuro y alcanzarse. Pero esto es igualmente cierto en el antihéroe, sí, en esa figura borrosa y despreciada que emerge de las sombras para servir de contrincante en las historias. Pero por esto no deja de ser tan capaz de tener deseos o aspiraciones, metas. Está en desventaja con el resto de la sociedad: es despreciado.

¿Quiénes llegan a conformar este grupo en la ciudad de Tijuana? Malechores tales como ladrones, asesinos, malandros de poca o mucha monta, narcotraficantes, el listado puede continuar. Con esto no digo que sólo exista este tipo de personas, sino que todos vienen a parar a Tijuana porque cargan un dejo de exilio tras de sí, abandonan sus hogares sureños para buscar nuevas oportunidades o encontrar un lugar que les dé cobijo.

Borges comentó en cierta ocasión que en Suiza llegaban alemanes, italianos y demás para dejar de ser de esa nacionalidad y ser algo más: suizos. En la tierra tijuanense abundan migrantes de todas las partes del país, o se es migrante o hijo de alguno, pero alguien netamente originario es difícil de encontrar. Es la frontera y quien llega ahí no se siente ni mexicano ni estadounidense ni de ninguna parte, Tijuana parece romper o quitar la mascarada de la identidad o de una falsa identidad adquirida con los años. Se llega a ser nadie.

El antihéroe se despersonifica, se hace nada y esto ya lo he comentado en otros artículos como Óbito: el hombre sin identidad o el de Spike: el solitario paso del hombre en el mundo, ambos proceden a deshacerse de su anterior yo para ser algo más. En Obito es la máscara, en Spike su actitud desinteresada, en el que llega a Tijuana es la búsqueda por ser alguien distinto.

Hay también, en este sentido, un desprecio casi generalizado por el sur, por su pasado, el tijuanense tiene la mentalidad del trabajo duro y continuo, incesante como olas que van y vienen, al sur lo miran estático, sin progreso, falto de toda oportunidad, rodeado por la falta de tecnología. En Tijuana abundan los parajes desolados, las maquiladoras, el crimen organizado, es lugar de encuentros.

La tierra de la prestidigitación

Es una tierra árida, seca, insulsa, asentada en un desierto, su único abono recurrente es el de cuerpos que se arrojan de cuando en cuando en las faldas de los cerros abundantes y no es un mito, es la realidad que se vive día con día. Las noticias de muertos arrojados son tantas como las del COVID-19 o mayor. Los cerros predominan, ocupan toda la geografía de la ciudad, Tijuana vive azotada de incendios, sus altas temperaturas propician estos fuegos de infierno, su calor es recurrente.

Pero esta magia es igualmente apreciable en otros rubros: el empleo abunda, la frase común al respecto es “aquí no trabajas porque no quieres”, las oportunidades laborales exceden a las del resto del país, los sueldos no son del todo despreciables, pero esto es una ilusión que el desierto trae, pues las maquiladoras y fábricas son lugares de explotación laboral.

Non plus ultra

Tijuana es la meca del país, uno aquí encuentra de todo, los mercados sobre ruedas poseen cualquier baratija que llene la imaginación: frutas, ventiladores, computadoras, ropa, el precio es mínimo, estos mercados venden los deshechos estadounidenses, los tijuanenses se creen americanos, pero usan sus desechos.

Las costumbres del resto del país se pierden en Tijuana, los símbolos patrios no tienen el mismo uso, se saben mexicanos de nacimiento, pero su corazón ahora está tan lejano. Esto también sucede por estar en el extremo del país, está más allá de lo conocido, los municipios “cercanos” están distantes. Los cinco municipios de Baja California contrastan con los más de quinientos de Oaxaca.

La visión natural de la línea fronteriza es del diario, su significado llena de emoción al que llega: tristeza porque sabe que es lo último de su país; alegría porque cree encontrar esperanza; inquietud ante su camino incierto.

Sin duda Tijuana es un destino que predomina en el agrado de los migrantes, aquí se llega porque existe un fastidio de lo conocido, ninguna ciudad es como Tijuana con sus cerros y su desierto, con su gente indiferente y su alejamiento de las tradiciones mexicanas, este lugar es, en esencia, un lugar de antihéroes con sus muertes y su narcotráfico; quizá la mejor forma de entender la ciudad es estando ahí mismo, contemplando lo que Felix Berumen llamó “a Tijuana la horrible».

Autor: José López Avendaño

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