En la actualidad uno de los directores más reconocidos es Tim Burton. El estadounidense lleva años impresionando a personas con sus historias (muchas veces sombrías). Su estilo nos permite llegar a mundos extraños, de locura, fantasía, pero sobre todo mundos vivos y plagados de sentimientos y valores humanos.
Con más de 40 años de trayectoria ha demostrado que los elementos extraños e inusuales son los que más llaman la atención. Dentro de su filmografía siempre han estado presentes temas como la muerte, la soledad y la nostalgia. A lo anterior podemos sumarle elementos como personajes monstruosos con apariencias inusuales, escenarios góticos y sombríos que le han permitido formar una importante comunidad de seguidores.
Burton no fue un chico exitoso en su infancia y quizá tampoco fue reconocido. Su gusto por la literatura de Edgar Allan Poe y el cine de terror de Vincent Price lo hacían, a ojos del resto, ser una persona que no encajaba. Esto puede apreciarse en su cortometraje Vincent que es reconocido como una autobiografía a su infancia. Allí notamos que él tampoco se sentía parte del resto del mundo. De esta manera podemos identificar que la motivación por el arte que contempló en su infancia sentó las bases de lo que hoy nos presenta en cada una de sus propuestas fílmicas.
Edgar Allan Poe fue uno de los autores más importantes del romanticismo en Inglaterra, acentuando características como el misterio y el terror. Tim Burton, al ser fiel seguidor de dichas obras, retoma una importante influencia de este autor para dotar a sus películas de características de dicho movimiento.
Durante este periodo literario los autores que surgieron en el siglo XVIII, principalmente en Reino Unido, Alemania y Francia, se encontraban en búsqueda de una nueva idea de libertad. Las revueltas del periodo invitaron a los autores a conceptualizar al individuo como una persona inmersa en un estado de incomprensión, donde lo más importante era la idea del “yo”, el sentimiento de la persona y el mundo subjetivo desde el cual transmitían su muy particular visión de los acontecimientos que les rodeaban.
Retomando a dichos autores, Burton reconoce en los personajes la idea de melancolía y de incomprensión y la búsqueda de un escape del mundo a tierras lejanas donde las criaturas incomprendidas pudieran sentir satisfacción por su propia vida.
Uno de los principales personajes de Tim Burton es Edward Scissorhands, quien podría ser uno de los más claros ejemplos de cómo Burton tiende a desarrollar sus personajes. Si buscamos equipararlo a un personaje romántico, es bastante claro que estamos frente al monstruo de Frankenstein de Mary Shelley.
Analicemos a Edward y sus características románticas. Una de las más importantes para este periodo es el rechazo al neoclasicismo e ilustración, los cuales pretendían que el arte debía realizarse de acuerdo con normas estéticas rigurosas y el mundo debía conceptualizarse desde un análisis objetivo separado de los sentimientos y la percepción interior; por tanto, nos presentamos frente a un personaje emocional y no tan lógico.
En la película, el rechazo evoluciona a lo largo de la trama donde podemos ver cómo la vecina fanática religiosa lo equipara a un monstruo del infierno y otros tantos se burlan de él. Edward no comprende que es una reacción normal de los humanos al enfrentarse a lo extraño; incluso vemos que el comportamiento de la sociedad en la que está lo afecta de forma inmediata: el rechazo lo deprime, mientras que la admiración que sienten por él lo hace sentir alegre. Pero cuando las personas se crean una idea de peligro y es perseguido, su reacción es alejarse.
Una característica del romanticismo que va muy de la mano sobre el punto anterior es la subjetividad y las emociones. Nadie conoce el pasado de Edward, lo único que saben es que tiene talento, lo que ha permitido que desarrolle cierta fama. Pero el pueblo nunca entiende la soledad que ha vivido y la nostalgia de perder a su padre, así como las recién terminadas manos que tendría. Edward percibe que la gente lo acepta, pero este sentimiento cambia cuando es perseguido. Ahí es donde comprendemos la subjetividad del personaje y del bien frente al mal.
Los personajes románticos cuyas características retoma Tim Burton para su obra son: personajes monstruosos con características grotescas y, muchas veces, personajes nada admirables en su contexto al ser ladrones, embusteros o cualquier tipo de pilluelo malviviente.
Edward, en este caso particular, retoma el ser un personaje con características monstruosas al tener su rostro lleno de cicatrices, como un guiño a su pasado y sus manos de tijera que en su virtud carga con la maldición. Lo interesante es que, en su primera aproximación con el mundo, Peg Boggs (la mujer que lo adopta) oculta sus cicatrices y le da ropa para ocultar la vestimenta oscura que es parte de su piel con lo que pretende que pase como una persona normal.
En cuanto a la exaltación del “yo” y el individualismo, en este caso la principal forma en la que Edward lo transmite es como artista, a partir de los cortes y esculturas que desarrolla. Esta cualidad es importante para el periodo, ya que el artista debe resaltar las cualidades y características que lo van a diferenciar en el colectivo.
Asimismo, una de las características más importantes que hay que resaltar es la del genio incomprendido: Edward, gracias a su capacidad de usar las tijeras que tiene por manos, comienza a llamar la atención de las personas, siendo admirado por eso; lo que podría tener un trasfondo en el que sólo es aceptado por el genio y técnicas que maneja al realizar los cortes de jardinería y de cabello, ya que, pese a esto, a lo largo de la historia notamos que el desarrollo de ese talento no lo exime de ser una persona juzgada e incomprendida. Quizá es que las personas lo aceptan por un beneficio y dejan de lado un interés real por comprender a la persona. Esto nos ayuda a retomar un poco lo referente a la subjetividad de las personas como característica del romanticismo.
Cuando Edward transgrede sus propias creaciones, las personas lo toman a mal, como un ataque hacia ellas mismas. Sin embargo, la colectividad tras enterarse de la “muerte” del personaje transmite una sensación de culpabilidad al grado que nadie quiere corroborar su supuesta muerte.
Existía también la idea de lo sublime en lo terrible e incómodo. En este caso, Kim, la hija de los Boggs, es la única que descubre la belleza, la perfección y amor en Edward: se da cuenta de lo incomprendido que es, a ella no le importa el físico, pues lo percibe como un ser hermoso y hacia el final de la película nos damos cuenta que ese amor perduró, no de forma física, sino en el bien que la distancia les hizo a ambos personajes.
Después de este breve análisis introductorio, podemos decir que Tim Burton nos entrega un personaje que podría ser un digno representante de la literatura romántica hoy. La añoranza y melancolía por el pasado, como la muerte de su padre y la pérdida de sus manos “normales” al ser destruidas, aunadas a la incomprensión del mundo hacia Edward son características propias de la corriente literaria.
Burton es un genio que, apoyado de su gusto por el terror, lo gótico y del romanticismo, hoy sigue rompiendo paradigmas del cine y creando propuestas que resultan interesantes para el gusto de sus seguidores, pero conservando la esencia del romanticismo.
Autor: Javier Franco